01 diciembre 2008

¡Qué sueño!


A veces me despierto en mitad de la noche sin sueño, fresco como una rosa. Seguir durmiendo puede parecer un vicio, pero cuando conciliamos de nuevo el sueño y nuestro amado despertador comienza a chillar a las 7 y media, para ir a trabajar o a la universidad… nos levantamos más cansados que nunca, como si no hubiesemos dormido nada. Seguro que a todos nos ha pasado alguna vez.

La razón de esto se basa en los ciclos del sueño: interrumpir uno de ellos significa, como poco, malestar. Se dice que un ciclo completo de sueño dura alrededor de 90 minutos, dependiendo del sujeto. Incluso podemos medir la duración de nuestros propios ciclos. Para esos 90 minutos que se estiman, unos 65 minutos son de sueño normal, no REM, unos 20 minutos de fase REM, en la cual se produce el sueño y un resto de 5 minutos de nuevo en fase no REM.

Contando todo esto, y asumiendo como cierto que el período de sueño se divide en ciclos, es lógico pensar que, al interrumpir un ciclo, estamos rompiendo algún esquema predefinido del descanso. Las fases del sueño se incrustan de alguna manera en los tres subperíodos que hemos indicado más arriba, y, si el sueño se interrumpe en las fases de sueño profundo, el efecto de descanso se desvirtúa, se va al garete. Por ejemplo, en la fase en la que nuestros receptores sensoriales están desconectados para proporcionar descanso al organismo, despertarse implica desorientación y cansancio, despertarse en las fases de sueño ligero no implica tal desestabilización.

Hablando de esto nos topamos con la siesta ligera, tan sana y que debería ser costumbre generalizada y recomendada para todos, aparte de seña de identidad nacional. La duración de una siesta ideal no sería superior a 30 minutos, siendo mucho más efectiva si dura 20. Tras ella nos despertaremos frescos y dispuestos a emprender nueva actividad psicológica o física. Si alargamos la siesta más de lo necesario, nos levantaremos torpes, cansados y soñolientos, siendo más contraproducente que beneficiosa.

De hecho, hay quien asegura que no necesita más que 3 ó 4 horas de sueño nocturno si durante el día puede echar pequeños sueñecitos de 90 minutos (más que una siesta, pero un ciclo completo) para rendir más que satisfactoriamente. También hay quien asegura que dormir un número impar de horas asegura mayor descanso que dormir 8 ó 10 horas, quizás tengan razón... no conocemos el ciclo de sueño de todo el mundo.


Según un estudio no necesitamos establecer una cantidad de sueño, todo depende de nuestra genética y si nos sentimos frescos y espabilados durante el día. “No tiene sentido. Es como decir que todo el mundo debe de calzar un 40 de pie”, dijo el profesor Jim Horne, director del Loughborough University’s Sleep Research Centre. “Hay una distribución normal, la media de la duración de sueño que necesita la gente es de 7 horas a 7 horas y 15 minutos. Un montón de gente ha respondido dormir una cantidad de horas mayor o menor que la media. Depende de sus genes y de lo que la gente esté acostumbrada a dormir”.

Y ahora... a la cama.

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3 comentarios:

  1. Ahora entiendo muchas cosas...

    ¡Malditas siestas de tres horas!

    Mak

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  2. Sin duda el sueño es un tema muy interesante y curioso llevamos ya 3 entradas sobre el y las que nos quedan xDDD

    Un saludo y felices sueños

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  3. Felices sueños lo que a mi me hace falta... 4 dias con 3h de sueño de media no puede ser bueno...

    Ahora creo que tengo ojeras crónicas ¬¬

    salud!

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