04 mayo 2009

Viajar por correo


Corría febrero de 1914. May Pierstorff, una niña de Grangeville (Idaho) de tan solo cuatro años de edad pidió a sus padres visitar a su abuela en Lewiston, a unas 75 millas de distancia. Por aquel entonces el billete del tren hacia Lewinston, que atravesaba las montañas de Idaho, costaba el salario de varios días de trabajo de sus padres.


Pero su familia se dio cuenta de que no existía una reglamentación específica acerca de enviar personas por paquete postal, por lo que decidieron enviarla por correo. El 19 de febrero de 1914, May y sus padres se presentaron en la oficina de correos en Grangeville, donde se verificó que el paquete pesaba 48 libras y media algo menos del límite permitido de 50 libras.

El franqueo: 53 céntimos en sellos, se pegó en el abrigo de la niña, que realizó todo el viaje en el compartimento de correo del tren, y al llegar a su destino fue entregada sana y salva en casa de su abuela por el secretario de turno, Leonard Mochel, según consta en los archivos del National Postal Museum.

Pero este no es el único caso en la historia, ni mucho menos. Existen varios similares:
Entre los más conocidos cabe destacar el ocurrido sesenta y cinco años antes de que May llegase a su destino, en 1849, cuando Henry “Box” Brown escapó de la esclavitud enviándose a sí mismo (con la ayuda de las redes abolicionistas) por correo a Filadelfia. Pasó 26 horas en una pequeña caja en un viaje de 275 millas, con la mala fortuna, de tener que pasar mucho tiempo bocabajo.


Cabe mencionar otro caso más reciente, en 2003: Charles mMcKinley, que quería visitar a su familia en Desoto (Texas) durante sus vacaciones de cuatro semanas. El 5 de septiembre se envió por correo a sí mismo, metido en una caja, en avión de Nueva York a Dallas.


Sorprendentemente, las autoridades no lo capturaron hasta que, muy cerca ya de su destino, el repartidor llamó a la policía porque aseguraba haber visto un par de ojos mirando desde el interior de la caja.

1 comentario:

  1. una forma un tanto barata e incómoda para viajar jejeje aunque ahora te sale más barato el billete en tren que el mandarte a ti mismo...

    Anónina

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