21 mayo 2009

El camaleón


La piel de un camaleón está formada de varias capas con diversas células cromatóforas (”portadoras de luz”), cada una con una pigmentación distinta en cada nivel. Altarnando el balance entre estas capas se produce la distinta coloración de su piel.

Pero a pesar de que hay más de 80 especies existentes, no todas pueden cambiar de color, y lo curioso es que esos cambios de color no tienen como único fin el camuflaje. Cambian de color frente a cambios de temperatura, luz, estados de ánimo, conducta sexual, hambre o miedo.
Los cambios en la temperatura hacen que adopten un tono más oscuro para absorber más luz y calor y cambia a una tonalidad más clara para reflejar la luz y enfriarse. En cuanto a lo social, cambian su coloración a tonalidades estridentes antes de entrar en combate contra su oponente y son más vivos sus colores cuanto más se irritan, en una clara misión intimidatoria.

También cambian de color para atraer o repeler a sus potenciales parejas en la temporada de celo. Una hembra habitualmente marrón se puede volver anaranjada para indicar que está lista para el apareamiento y mancharse de negro y anaranjado cuando se une a un macho para indicar su indisponibilidad a otros pretendientes.

Los camaleones no poseen órgano de Jacobson y como las serpientes no poseen oído externo u oído medio y al parecer son sordos; al menos, ellos no pueden detectar las vibraciones que viajan por el aire.

La singularidad que le confiere al camaleón su capacidad de camuflarse ha dado origen a multitud de creencias; algunas más falsas que verdaderas. Los camaleones reaccionan acoplando el color de su piel al del fondo. Sin embargo, evitaremos el exceso de tonos blancos y rojos. El reptil puede estresarse hasta fallecer si está continuamente sometido a las tonalidades rojizas puesto que no puede metabolizarlas.

Curiosidad
El Camaleón tiene una visión doble, independiente un ojo de otro, lo que da a su cerebro dos imágenes distintas de su entorno, lo que utiliza para rastrear a sus presas a un lado y otro de su cuerpo. Una vez localizada, la enfoca con ambos ojos, superponiéndose las imágenes, y percibiéndola ahora con visión binocular, como una sola, lo que le permite calcular distancias, y lanzar su lengua como un dardo certero.


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