17 noviembre 2008

¿Vivir 100 años?

Un grupo de científicos estadounidenses ha detallado en la revista Scientific American las principales mejoras anatómicas que deberíamos experimentar los seres humanos para vivir más de un siglo sin sufrir los achaques típicos de la vejez. En realidad, la naturaleza no nos diseñó para durar mucho:

Huesos:
Reducir la estatura, ya que de este modo se consigue que el centro de gravedad esté más bajo. Esto podría evitar las caídas achacadas a la desmineralización de los huesos. Debido al progresivo eenvejecimiento de la población, los expertos estiman que en el año 2025 la osteoporosis provocará 6,3 millones de fracturas de cadera a nivel mundial, cifra que cuadrplica la registrada en 1990.

Columna vertebral:
Unos discos invertebrales de mayor grosor amortiguarían mucho mejor las sobrepresiones de la columna. De este modo, además de las hernias discales se prevendrían la ciática, que aparece cuando el disco presiona e inflama el nervio ciático, y la artrosis, que se caracteriza por una pérdida de líquido en el disco. Este se hace más delgado y deja de cumplir su función amortiguadora.



Caja torácica:
Una caja torácica con un número mayor de costillas protegería otros órganos vitales, como el estómago y los riñones. Además ayudaría a prevenir las hernias y otros problemas viscerales, al mantener los órganos internos en su posición original de un modo más eficaz.

Músculos:
Más músculos y más grasa retrasarían la atrofia que, en las personas mayores, puede llegar a impedir todo tipo de actividades. Por otro lado, esta modificación añadiría peso a los huesos, lo que serviría para contrarestar los efectos de la mencionada desmineralización ósea. Una capa mayor de grasa también puede actuar como un amortiguador ante las caídas, lo que prevendría muchas fracturas en edades avanzadas.

Circulación:
Un número mayor de válvulas en el sistema venoso de las piernas contrarestaría el desarrollo de venas varicosas. Estas válvulas permanecen cerradas entre las contracciones cardíacas, para facilitar que la sangre se mueva hacia arriba, en dirección al corazón. Si estas puertas funcionan de forma defectuosa, la sangre queda retenida en la extremidad inferior.


Cuello:
La inclinación del tronco hacia adelante alivia la presión sobre las vértebras. Por otro lado, si estas fueran más gruesas y el cuello estuviera incurvado, la cabeza se mantendría derecha con la cara hacia delante.

Articulaciones:
Modificar la estructura de las rodillas para que puedan curvarse hacia atrás. De esta manera, la probabilidad de que sus huesos se rocen directamente uno contra otro se reduce. El único inconveniente de esta adaptación es que, al no existir un mecanismo de bloqueo, el estar de pie durante mucho tiempo se puede hacer molesto. Tampoco estaría de más que los músculos y los tendones de la pierna se hicieran más largos, para así soportar mejor toda la extremidad inferior y de la cadera.

Los ojos:
Con el paso de los años, la córnea se hace menos transparente, los músculos que controlan la apertura del iris y el enfoque del cristalino se atrofian. La retina puede desprenderse en edades avanzadas. No resulta sencillo corregir estas deficiencias, pero el riesgo de sufrir un desprendimiento de retina sería menor si el nervio óptico estuviera adherido a la cara interior del tejido retiniano.


Las vías respiratorias:
La elevación de la tráquea mejoraría el tránsito de los alimentos por este conducto. Pero hay un incoveniente: no podríamos respirar por la boca y hablar.

Los oídos:
Aumentando el número de células ciliadas, así como su resistencia, se prevendrían ciertos tipos de sordera y el oído funcionaría correctamente durante más tiempo. Por otro lado, estaría bien que las orejas se alargaran y adquirieran movilidad, como ocurre en otros mamíferos. De este modo, se mejoraría notablemente la eficiencia de nuestros oídos.

Vejiga (mujer):
Los músculos del suelo de la pelvis y la vejiga pueden distenderse causando la incontinencia urinaria. Esto podría rectificarse cambiando el esfínter vesical por otro más robusto y dotando al órgano de unos ligamentos más resistentes.

Próstata (hombre):
En uno de cada dos hombres, la próstata aumenta de tamaño en algún momento de la vida. Esta situación comprime la uretra y dificulta la micción, favoreciendo las infecciones y la formación de dolorosos cálculos. Con una uretra recostada sobre la próstata se evitaría que esta fuese estrangulada por su vecino prostático.

4 comentarios:

  1. Despues de todo esto seguro que aun quedan personas que piensesn que el cuerpo humano es sorprendete.......
    Detodos modos a mi todo esto me suena a super hombre xDDD
    Seguro que si fueramos asi tendriamos otras pegas....

    Interesante actualizaacion un saludo

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  2. Dios mio...no quiero ser vieja... :3
    Gracias por demostrarnos lo fragiles que somos...ahora no saldré de mi casa... T_T

    ¡¡Un Besete!!

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  3. La pregunta es: ¿estudian cómo debemos ser pero no cómo cambiar? Aunque, deberíamos alargar más la vida? sin tener en cuenta que este estudio va contra la estética que se lleva pues propone bajitos regordetes...

    Interesante, pero, ¿de verdad les pagan por hacer estudios así?

    Mak

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  4. yo he visto estudios que son mucho mucho mas inservibles que este te lo puedo asegurar..
    entre ellos magisterio...
    xDDDD
    que no que es broma....

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