15 marzo 2010

Curiosidades sobre cadáveres


Existen ciertos eventos que hacen pasar un rato entretenidos a todos aquellos que conviven con cadáveres. Algunos, incluso, han podido dar lugar a historias o a falsas mitologías:
 
Eyaculación póstuma:
Cuando un individuo fallece, su cuerpo entra en una fase de relajación muscular que también afecta a la vesícula seminal, la cual descarga su contenido a las pocas horas de la muerte. Por esta razón se dice que los muertos eyaculan.
 
Cuellos alargados:
Quienes fallecen ahorcados llegan a la mesa del forense con el cuello mucho más largo de lo habitual.
 
Entrañas descolocadas:
Cuando un juez ordena una autopsia, el forense extrae todos los órganos del cuerpo para, de nuevo, introducirlos en la caja torácica sin orden alguno.
 
Objetos ajenos:
Los postizos de silicona explotan violentamente durante las incineraciones y, en caso de ser inhumados, se corrompen junto al cuerpo. En ocasiones, al exhumar un féretro, se pueden descubrir objetos de todo tipo, como marcapasos.
 
Huesos verdes:
Ciertas enfermedades producen pus, que tras la muerte del paciente se pega a los huesos tiñéndolos de un color verdoso.
 
Fuegos y ruidos fatuos:
Los sonidos que se oyen en un cementerio, y que tanta mitología han creado, suelen proceder de la combustión y explosión del gas metano acumulado dentro de los féretros.
 
Cremación prolongada:
La temperatura de las incineradoras alcanza los 1.000° C y se consigue con gas natural. A pesar de esos altos niveles de calor, se requieren varias horas para completar una cremación, aunque también depende de si el difunto es obeso, ya que la grasa corporal combustiona más fácilmente.
 
Huesos ignífugos:
La pelvis y el cráneo (los huesos del cuerpo con mayor concentración de calcio) son capaces de sobrevivir al horno crematorio prácticamente intactos, aunque calcinados. Las llamas sólo consiguen reducir su tamaño en un 25 por ciento.

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