¿Cómo nos influye la Luna?

La Luna ha atribuido una fuente de inspiración artística y un objeto de culto desde la noche de los tiempos. Una tumba prehistórica de 5.000 años de antigüedad descubierta en Irlanda conserva el que es hasta el momento el primer mapa de nuestro satélite del que tenemos noticia. El filósofo griego Anaxágoras dio, 45 siglos después, una de las primeras explicaciones científicas acerca de la naturaleza de la Luna: afirmó que no se trataba de una divinidad como hasta entonces se creía, sino de una gran roca esférica procedente de la Tierra que reflejaba la luz del Sol. Anaxágoras fue encarcelado por estas enseñanzas. En 1610 Galileo Galilei recogió en su obra Sidereus Nuncius una descripción de la Luna realizada tras observarla con su telescopio. En estas escrituras afirmaba que el satélite contenía montañas y cráteres.

Pese a todas las observaciones científicas, cada vez más latentes en la historia, la Luna ha seguido generando mitos, algunos más carentes de verdad que otros:

• Uno de los mitos, absolútamente falso, es que cuando está llena favorece la aparición de episodios de sonambulismo, trastorno del sueño que afecta a 1 de cada 10 personas.
• Una investigación realizada por la Asociación Leonesa de Astronomía en colaboración con el Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de León viene a confirmar cientos de estudios anteriores. Dicho estudio demuestra que, al contrario de lo que comúnmente se piensa, el número de nacidos en días de Luna llena es menor que el resto de días. El estudio se basa en el análisis de más de 13000 alumbramientos producidos entre 1997 y 2003.
• Durante siglos se ha atribuido a la Luna llena la causa de la epilepsia, que ha sido llamada incluso "mal lunar" y quienes lo padecían "lunáticos". Ya en el siglo III, en su Liber medicinalis, Quinto Sereno responsabilizaba de esta enfermedad a una deidad que actuaba como venganza a través de la Luna. Aunque, desde luego, no existe relación entre ambos fenómenos. Como curiosidad: Entre las más absurdas "teorías" que achacan a nuestro satélite el desarrollo de estos males, una llega a explicar como la Luna calienta la atmósfera, el cerebro se derrite en parte, lo que provoca un ataque.
• Dado los obvios efectos que nuestro satélite ejerce sobre las mareas (debido a la gravedad lunar, seis veces menor que la terrestre), muchos creen que estos deben ser aún mayores en el caso de nuestro cuerpo, compuesto casi en un 80 % de agua. La gravedad lunar sólo afecta a grandes sistemas de agua, como los océanos o lagos grandes. Una investigación concienzuda en 1996 de Ivan W. Kelly demostró que una madre de 55 kg de peso sosteniendo a su recién nacido a 15 cm de ella ejerce 12 millones de veces más "fuerza de marea" que la Luna.
• Hasta el momento, ninguna prueba científica avala que nuestro satélite influya en el crecimiento de las uñas, el pelo o en la germinación de los cultivos, aunque una extendida creencia popular atribuye efectos beneficiosos al acto de plantar y cosechar en determinadas fases lunares. Algo parecido se piensa de las uñas y el cabello. Una vez más, nada prueba que exista una relación entre las fases lunares y su crecimiento. Sí se ha demostrado que la Luna influye ligerísimamente en el clima global.

Y cómo "bonus", si os interesa lo relacionado con la Luna, una pequeña curiosidad más:


¿Por qué nos parece la Luna más grande en el horizonte?

Existen dos motivos:

• El psicológico: Al estar cerca del horizonte podemos comparar su tamaño con objetos de dimensión conocida y por eso nos resulta mayor.
• El físico: La refracción. Cuando se encuentra en el horizonte, los rayos de luz se desvían notablemente debido a que el aire es más denso cerca de la superficie, el aire que deben cruzar es más espeso. Es por este motivo que seguimos viendo la Luna después de haberse puesto, la refracción sube ligeramente su imagin por encima de su posición real.