05 octubre 2009

La siguiente historia podría ser digna de uno de esos spots publicitarios de Aquarius, esos que van acompañados del lema de que el homo sapiens un ser extraordinario. El protagonista de la misma es William Kamkwamba, un joven de Masitala, una pequeña aldea a 2 horas de la capital de Malawi. Nació en 1987 y vivía sumido en la más absoluta pobreza, su aldea no contaba con agua corriente ni luz, había abandonado la escuela por falta de dinero y ayudaba a su familia cultivando tabaco.



Con este panorama y lejos de dejarse llevar por ilusas esperanzas, William  nunca abandonó una de las esencias del ser humano: la curiosidad. Solía leer todo aquello que conseguía en el club social de su aldea, hasta que llegó a sus manos un viejo manual práctico que se titulaba 'Using energy' en el que se explicaba como convertir la fuerza del viento en electricidad. Ni corto ni perezoso y con 14 años se puso manos a la obra en lo que iba a suponer un giro radical en su vida.

Con una vieja bicicleta, el ventilador de un tractor abandonado, algo de madera, una dinamo y los desechos de agricultores vecinos comenzó a construir el primer aerogenerador casero de todo Malawi. Poco a poco fue perfeccionando el diseño y en unas semanas su molino de viento ya estaba funcionando abasteciendo de luz a su choza. Consiguió energía suficiente para 4 bombillas, una radio y el cargador del único móvil del pueblo. A medida que iba mejorando la estructura, el diseño y la potencia del molino, William empezó a construir una serie de ellos para toda su aldea.



Sin saberlo, William empezó a ser el objetivo de numerosos curiosos que atónitos se acercaban para ver qué era aquella torre de 12 metros que emergía sobre la llanura circundante. Hasta que un periodista del Daily Times Malaui, Sangwani Mwafulirwa, le hizo un reportaje que tuvo éxito inmediato propagándose la noticia por todo el país.



Pronto el artículo llegó a internet a través de varios blogs africanos y a los oídos de Emeka Okafor, uno de los ojeadores del proyecto “Thinkers and doers” de TED Global (Organización que busca jóvenes talentos por todo el mundo al servicio del desarrollo).



A partir de entonces, la vida de William Kamkwamba pegó un giro vertiginoso, dando a conocer su historia en un sinfín de entrevistas y reportajes con el único objetivo de generar recursos para su aldea y llamar la atención sobre los problemas de su pueblo.

Ahora ha creado su propio  blog personal, ha escrito un libro y está rodando una película documental sobre su vida en Malawi.



Sería un lujo poder leer u oir historias así todos los días. Agradecimientos a Ismael por darnos a conocer esta.

4 comentarios:

  1. esto es una prueba de que, a veces, el no tener nada, hace que consigas mucho... Si éste chico hubiera tenido una videoconsola o algo así, seguro que no hubiera invertido su tiempo en ésto...

    hurra por él ^_^

    Anónina

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  2. Quizas si hubiera tenido un ordenador en lugar de tener molinollos por todo su pueblo tendria una central hidroelectrica xDDD

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Mas que el tiempo creo que es la *necesidad la que agudiza el ingenio, y luego la iniciativa propia, la manera de ser de cada uno y la cultura en la que se está inmerso. Menos hechizeros vudú del tres al cuarto y mas Africanos de mente abierta y con iniciativa, gente así al frente de sus países son la base para marcar un cambio en África y no sólo reclamar mas ayuda internacional.

    Mi más sincera admiración y enhorabuena para este tío.

    * imagino que si el tipo hubiera tenido un ordenador, es porque tendría energía eléctrica y no hubiera necesitado fabricar el molino :P

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