El ostoyae Armillaria, comúnmente conocido como Seta de la Miel, es un hongo saprofito, o sea, que obtiene su energía de materia orgánica muerta o de desechos de otros seres vivos. Su micelio, parte de su cuerpo, es una masa de filamentos negros que atraviesa grandes distancias alimentándose de los tejidos de los árboles. Un hongo de este tipo, con un peso de 605 toneladas (6 locomotoras) 8,9 km² de área (aproximadamente 80 campos de fútbol) y 2400 años de antigüedad (la edad que tendría hoy Aristóteles) se dedica a comer savia de conifera en el Parque Ncional de Malheur en las Montañas Azules del este de Oregón.
Parecía suficientemente grande, ¿verdad?
Pues no tanto. El Populus tremuloides,o álamo temblón, es un árbol capaz de propagarse a través de sus raices. De una sola madre pueden brotar miles de árboles que comparten una misma raiz en lo que se llaman colonias clonales. Como todos los fustes de una colonia clonal son parte de un mismo organismo, una de ellas localizada en Utah y denominada Pando, (del latín "yo esparzo") es considerada el más gigantesco y más viejo organismo viviente con 6.000 toneladas (139 Boing 747-400), 43 hectáreas de tamaño superficie (43 campos de futbol) y aproximadamente 80.000 años de antigüedad (época de la crisis de los neandertales).
Asi que cuando veas una ballena azul, si es que la ves, (25 o 30 veces más grande que tú) piensa que aunque bastante pesada, 200 toneladas, es solamente uno más de esos pequeños y jóvenes organismos vivos que paseamos por este planeta.
La cara oculta de la Luna es el hemisferio de la Luna no observable desde la Tierra. Debido a las libraciones, desde la Tierra sólo se nos oculta el 41% de la superficie lunar (es decir unos 15,5 millones de km²), que es imposible de observar desde nuestro planeta.
Este hemisferio estuvo oculto a la vista humana hasta que la sonda automática soviética Luna 3 lo fotografió por primera vez el día 07 de octubre de 1959. Como la Luna tarda el mismo tiempo en dar una vuelta sobre sí misma que en torno a la Tierra, presenta siempre la misma cara. Esto se debe a que la Tierra, por un efecto llamado gradiente gravitatorio, ha frenado completamente a la Luna. La mayoría de los satélites regulares presentan este fenómeno respecto a sus planetas.
En los programas de establecimiento de una base lunar estable, se ha planeado emplear el hemisferio oculto para la instalación de instrumentos de observación destinados al estudio del firmamento, ya que aquel está más protegido de la influencia de la Tierra que el hemisferio visible. Tiene muchos cráteres y mares.
Se trata de una zona mucho más accidentada que el hemisferio visible, debido a que está siempre vuelta hacia el espacio y por lo tanto más expuesta a la caída de bólidos errantes, fenómeno que no ocurre con tanta probabilidad en la cara visible, ya que el potente campo gravitatorio de la Tierra va limpiando el camino lunar de este tipo de partículas.
En este hemisferio no existen grandes mares como sucede en el visible; únicamente se localizan los mares Moscoviense, Orientale e Ingenii, compartiendo asimismo con el hemisferio visible el Mare Australe, aunque estas cuencas son de bastante menor tamaño que las de la cara visible. Sí existen, sin embargo, gigantescos cráteres o circos lunares mayores que los del otro hemisferio, pudiéndose encontrar algunos como Apolo, de hasta 520 km de diámetro. Debido a que han sido las naves soviéticas las primeras en fotografiar esta cara lunar, la mayoría de los accidentes tienen nombres de científicos y personajes rusos.
Esta noche del Miercoles 15 de Junio se pudo observar en el cielo el primer eclipse total de luna del 2011 que durara 100 minutos aproxmada menta de los cuales 40 seran de eclipse total. Sera claramente visible en el cielo noctámbulo desde casi cualquier lugar del planeta.
Ver un eclipse lunar es un acontecimiento celeste que ejerce una gran atracción, uno se da cuenta de lo maravilloso que es el lugar en el que estamos y de todo lo que nos rodea: algo tan básico pero esencial como el cielo con sus innumerables estrellas y ese satélite viajero que se traslada, una y otra vez, alrededor de la Tierra.
Los eclipses, y en este caso, los lunares han sido siempre objeto de creencias y hasta de mitos, de historias ideadas a su alrededor, muchas culturas antiguas les han atribuido causas fantásticas y hasta consecuencias nefastas (como ha sido con los astros mismos: desde los relatos mitológicos hasta la astrología, a los planetas siempre se los ha rodeado de deidades, se les a imputado características especiales y responsabilizado de influencias sobre la tierra y sus habitantes).
Hay una multitud de curiosidades históricas sobre los enigmáticos eclipses lunares que se podrían nombrar: en varias culturas se los consideraba algo así como castigos divinos y se creía que eran presagio de otras catástrofes, pestes y hambrunas. Tal fue el caso de los milenarios chinos quiénes asociaban la tonalidad rojiza que adquiere la luna –la cual se produce, sencillamente, por la luz solar refractada por la atmósfera terrestre- con un acto de depredación: creían que era un dragón celestial que se comía la luna.
De hecho, en este país oriental eclipse se dice “chih” que significa comer. Por aquellos tiempos, en las noches de luna llena en que se producía un eclipse, la gente solía salir a la calle con sus instrumentos de labranza e incluso lanzas tratando de ahuyentar al “lanzafuego” mitológico de las alturas para que dejara en paz a los astros.
También los aztecas, aunque conociesen la verdadera causa astronómica de estos hechos estelares, los representaban, curiosamente, como un dragón que se comía a la Luna.
Y si nos retrotraemos al Antiguo Egipto, encontramos que se consideraba a los eclipses como manifestaciones de una pelea eterna: Set y Horus –sempiternos rivales- confrontaban en el cielo. Set (representación del mal) arrancaba un ojo de Horus (que podía ser indistintamente el Sol o la Luna, según se tratase de eclipse solar o lunar) y se lo tragaba. Recién gracias a la intervención divina de Ra, dios supremo y omnipotente, se lograba poner fin al problema y se le devolvía el ojo a Horus –es decir, volvía la luz solar o la luna volvía a ser redonda y plateada como en cualquier noche de plenilunio-.
Y no sólo hay historias entretejidas alrededor de los eclipses, sino que incluso existen varios hechos históricos reales que se vieron modificados por su causa. Por ejemplo, en el siglo III a. C., Alejandro Magno se vio beneficiado por un eclipse lunar: este suceso astronómico hizo dar marcha atrás a los Persas en lo que fue la Batalla de Arbela.
Algo similar sucedió en el año 172 a. C., cuando el romano Gaius Sulpicius Gallus predijo un eclipse lunar justo antes de la Batalla de Pidna: al hacerlo, avisó a los soldados romanos y los ayudó a ganar la contienda, ya que al conocer lo que sucedía no huyeron espantados del campo de batalla.
Ya en el siglo XVI d. C. un conquistador español (muy renombrado, por cierto) llamado Cristóbal Colón hizo uso de un eclipse lunar estando varado junto a sus hombres en la Isla de Jamaica. Él sabía que en la noche del 29 de febrero de 1504 se produciría un eclipse de luna, entonces se dirigió a la autoridad del pueblo y logró lo que necesitaba para retomar su viaje diciéndole que el Señor de los Cielos estaba enojado con ellos por sus hostilidades y que en castigo les sacaría la Luna.
Quitan y ponen planetas en el Sistema Solar y no van a incluir nuevos elementos químicos en la tabla periódica. ¿Cierto? El tema es que el Instituto Conjunto de Investigación Nuclear (JINR) acaba de agregar oficialmente dos elementos a la querida (?) tabla, y no elementos cualquiera pues, sino los dos más pesados… hasta el momento.
Hasta ahora, el elemento de mayor peso atómico era el copernicio (285), pero le salieron al paso los elementos 114 y 116, que tienen una masa atómica de 289 y 292, respectivamente. Ambos son radiactivos y pueden existir por menos de un segundo, para luego bajar a átomos más livianos (del 116 pasa al 114 y luego al copernicio).
Las pruebas de estos elementos datan desde hace más de una década. En 1999, físicos rusos bombardearon plutonio (244) con calcio (48) y obtuvieron un efímero átomo de 114, mientras que el 116 fue descubierto en 2000. Ahora, tras exhaustivos experimentos y una revisión de tres años, ambos elementos recibieron su status oficial por parte de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) y la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP).
Por el momento recibieron los nombres de “ununquadio” y “ununhexio”, pero aún queda por precisar los nombres con los que quedarán definitivamente, principalmente porque sus descubridores del Instituto de Dubna, en Rusia, propusieron “flerovio” para el 114 y “moscovio” para el 116.
Paralelamente, el comité también revisó los argumentos para los elementos 113, 115 y 118 (temporalmente denominados ununtrio, ununpentio y ununoctio), que podrían rápidamente despojar al ununhexio de su título por tener una masa atómica de hasta 294. Pese a que los consideraron alentadores, por el momento no reúnen los criterios para pasar a ser nuevos elementos y deberán esperar una nueva revisión dentro de un par de años.
El satélite galileano Europa, que ronda el planeta Júpiter, desde hace bastante tiempo que nos viene llamando la atención, y luego de las últimas investigaciones se ha vuelto aún más interesante, puesto que se ha descubierto que el océano de este satélite además de poseer el doble de agua líquida que todos los océanos terrestres juntos, tendría suficiente oxígeno como para albergar vida.
Este descubrimiento rompe con todo lo conocido hasta ahora, dado que se estimaba que el océano de Europa contenía una cantidad de oxígeno cientos de veces inferior. Ahora bien, esto no significa que efectivamente haya vida en Europa, sólo que es técnicamente posible. El problema ante el que se encontrarían los seres vivos de Europa es que el agua líquida se encuentra bajo una capa de varios kilómetros de grosor de hielo, lo que implicaría que para poder vivir tendrían que haber desarrollado complejos sistemas metabólicos basados en sulfuro o en la producción de metano.
Actualmente científicos de la Universidad de Arizona ya se encuentran trabajando en diversos sistemas que permitan realizar las exploraciones en este satélite de Júpiter, y en las metodologías a utilizar para poder determinar la factibilidad de vida en ese ambiente, así como el estudio de las características del satélite en cuestión. Es de esperar que dichos trabajos encuentren aplicación en las futuras misiones que desarrolle la NASA en conjunto con la Unión Europea. Fuente:geekologie